Se suele considerar a la bipolaridad como una inestable oscilación entre la manía y la depresión, en todas las diversas formas que cada una de estas polaridades emocionales se presenta.
La mayoría de las bipolaridades no implican la pérdida de la realidad, la locura o la psicosis, sino que revisten formas más habituales, comunes y neuróticas. En muchas oportunidades, inclusive, no se presenta bajo maneras afectivas sino que combina emociones en una dirección y en la contraria aparecen síntomas corporales.
Del mismo modo existe toda una vasta gama de conductas y padeceres (como adicciones, dislexia, pánico, déficit atencional, epilepsia) que pueden funcionar como equivalentes bipolares.